>> Ahí está el Edificio España. Ahí está imponente, aunque olvidado. Con sus 25 plantas, 117 metros de altura, 32 ascensores y una piscina en la azotea que marcó época. Fue diseñado por los hermanos Otamendi e inaugurado en 1953. Pero tras medio siglo dando servicio a Madrid, la constructora propietaria, Metrovacesa, lo vendió en 2005 a la unidad de Activos Inmobiliarios del Grupo Santander por 277,2 millones. Desde aquel momento, el rascacielos fue perdiendo actividad. Y es que los nuevos propietarios quisieron desocuparlo por completo para reconvertirlo a "nuevos" usos (se habló de transformarlo en hotel y apartamentos de lujo). Sólo un vecino, que habitaba en la planta veintitrés, se resistió a abandonar el inmueble. Aunque, al final, tras mucho pelear, no soportó la presión de vivir en un edificio fantasma y dijo adiós a su casa. Hoy, el Edificio España está completamente vacío por dentro: las plantas están diáfanas, se han retirado todos los tabiques: sólo queda la fachada (con algunos cristales ya rotos) y el imponente vestíbulo. Eso sí, los ascensores siguen funcionando.
El emblemático Edificio España sigue vacío cinco años después de su venta
>> Ahí está el Edificio España. Ahí está imponente, aunque olvidado. Con sus 25 plantas, 117 metros de altura, 32 ascensores y una piscina en la azotea que marcó época. Fue diseñado por los hermanos Otamendi e inaugurado en 1953. Pero tras medio siglo dando servicio a Madrid, la constructora propietaria, Metrovacesa, lo vendió en 2005 a la unidad de Activos Inmobiliarios del Grupo Santander por 277,2 millones. Desde aquel momento, el rascacielos fue perdiendo actividad. Y es que los nuevos propietarios quisieron desocuparlo por completo para reconvertirlo a "nuevos" usos (se habló de transformarlo en hotel y apartamentos de lujo). Sólo un vecino, que habitaba en la planta veintitrés, se resistió a abandonar el inmueble. Aunque, al final, tras mucho pelear, no soportó la presión de vivir en un edificio fantasma y dijo adiós a su casa. Hoy, el Edificio España está completamente vacío por dentro: las plantas están diáfanas, se han retirado todos los tabiques: sólo queda la fachada (con algunos cristales ya rotos) y el imponente vestíbulo. Eso sí, los ascensores siguen funcionando.
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