>> Se habla mucho de la historia del Edificio Telefónica. Pero poco de sus respiraderos dorados. Fueron los tragaluces más disputados de Madrid, ya que por aquí escapaban los restos de la calefacción central del rescacielos. Todo un chorro de calidez para aquellos vendedores ambulantes y/o congelados peatones en los fríos inviernos de la Gran Vía. Ahora, casi cien años después, estas rendijas siguen funcionando... aunque se han rendido a las gélidas artes del aire acondicionado. Lo he sufrido en mis propias carnes.
1 comentario:
No me había parado a pensar en eso. Habrá alguna foto antigua por la red?
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